Los políticos actúan bajo miedos, prejuicios y discriminación

ROCÍO LUNA CASTRO

Acapulco, Gro., 22 marzo 2007.- El presidente estatal de la Red Nacional de Jóvenes por el Derecho a Decidir, Alejandro Uriostegui Ocampo, dijo que los legisladores deberían de basarse en la ética y no en la moral, para analizar la ley de convivencia, esto luego de que la bancada del PAN y PRI rechazó la iniciativa.

Después de que el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados del Congreso Local, Abraham Ponce Guadarrama, anticipó que al igual que el Acción Nacional no permitirán que se apruebe la propuesta que impulsa la diputada local por el PRD, Rosana Mora Patiño; opinó que desafortunadamente los políticos siguen actuando bajo “miedos, prejuicios y discriminación”.

Uriostegui Ocampo, señaló que los legisladores debieran de “basarse en la ética y no en la moral” para implementar las leyes. Además enfatizó que también las personas homosexuales tienen el derecho a unirse en pacto civil, para después cuando fallezca la pareja tengan el respaldo de la ley.

Confió en que la fuerza del resto de los partidos políticos sea la suficiente para que Guerrero sea el tercer lugar de la república en el que se aplique la ley de sociedades de convivencia, ya que dijo que en el Distrito Federal y Coahuila está vigente. Además, precisó que 17 países avalan las uniones homosexuales.

Por su parte, en entrevista el líder de la Comunidad Gay en Guerrero, Igor Pettit insistió en que de aprobarse la ley de convivencia sería un avance en la cultura, pues defendió que los homosexuales tienen el mismo derecho a unirse legalmente como los heterosexuales.

Indicó que si refutan la propuesta de ley, la comunidad lésbico gay –con una representación de más de 10 mil personas- se unirá para protestar en el interior del palacio legislativo; pues a su parecer los diputados locales tienen la obligación histórica de votar a favor.

Expuso que la ley de convivencia va a ayudar a que entre la sociedad exista la tolerancia y el respeto hacia ese grupo que sufre constantemente, porque algunos tienen que vivir en la clandestinidad por miedo a no ser aceptados.